Los equipos de protección individual, como los guantes, deben superar rigurosas pruebas que establecen y califican el grado de protección para cada situación. En la práctica, los resultados de las evaluaciones autorizarán y recomendarán, o no, el uso del equipo para cada función.
Las principales normas utilizadas para las pruebas que demuestran la protección son
EN 374 – Barrera química;
EN 388 – Barrera mecánica;
EN 4237 – Barrera térmica;
EN 511 – Barrera térmica contra el frío;
NBR ISO 11193 – Barrera biológica.
La norma EN 374 mide la protección, la resistencia, la permeabilidad y la penetración de los guantes contra agentes químicos como alcoholes, ácidos y otras sustancias.
La norma EN 388 determina la resistencia de los equipos contra los riesgos de corte, desgarro, abrasión y perforación.
Fundamental para medir la protección contra el calor, la norma EN 4237 se encarga de las pruebas de resistencia a la inflamabilidad, al calor radiante, al calor por convección y al calor por contacto, así como de verificar los riesgos ante pequeñas salpicaduras y grandes masas de metal fundido.
La norma EN 511 permite evaluar la calidad del guante en relación con la protección contra el frío. Las pruebas se aplican en tres etapas diferentes: frío de contacto, convección y penetración de agua.
Por último, la norma NBR ISO 11193 especifica los requisitos que deben cumplir los guantes de caucho envasados, estériles o no, utilizados en exámenes médicos y de diagnóstico o en procedimientos terapéuticos para proteger al paciente y al usuario de la contaminación cruzada. También incluye los guantes de goma utilizados en la manipulación de materiales médicos contaminados y los guantes con superficies lisas o texturizadas en una parte o en todo el guante.